HOUSTON - Shell Chemical ha publicado su primer y único informe hasta la fecha sobre las emisiones tóxicas a la atmósfera procedentes del incendio de las instalaciones que ardió durante tres días a partir del viernes pasado. Este informe llega días después del inicio del suceso y no contiene información significativa.

"La comunidad se merece algo mejor que esto" dice Jennifer Hadayia, Directora Ejecutiva de Air Alliance Houston. "Ahora, tres días después de que comenzara el incendio, tenemos poca o ninguna información confirmada sobre lo que se emitió y se emite al aire, y ahora a nuestras vías fluviales".

La TCEQ publicó el fin de semana los informes de sus actividades de control del aire: se midieron los niveles de varios carcinógenos utilizados en la producción petroquímica, como benceno, 1,3-butadieno, estireno, tolueno y xilenos. La exposición a estas sustancias químicas tiene efectos sobre la salud.

Si bien nos complace que el monitoreo del aire se llevó a cabo, la historia ha demostrado que la TCEQ puede no estar utilizando normas de exposición tóxica del aire que son científicamente actualizadas y protectoras de la salud pública. Por ejemplo: según un informe por científicos del área de Houston, el nivel protector de benceno es de 27 partes por mil millones en dos lecturas horarias consecutivas. La TCEQ utiliza un nivel mucho más alto en sus controles actuales. Lo mismo puede decirse de sus niveles para otros compuestos orgánicos volátiles (COV).

Según Hadayia, "es imposible no hacer comparaciones con la respuesta al incendio del ITC en 2019, que siguió un patrón similar. Entonces como ahora, se nos dice que no hay problemas de salud, pero esto es un consuelo frío para los miembros de la comunidad que fueron engañados por los funcionarios reguladores en 2019. Seguir manteniendo a los miembros de la comunidad en la oscuridad sobre lo que se emitió durante los últimos 3 días beneficia a la industria petroquímica y no a la salud pública."

Los errores del pasado no pueden repetirse. La industria y los organismos reguladores deben ser transparentes sobre lo que se ha liberado al aire y sus implicaciones para la salud. No sólo debe continuar la vigilancia del aire, sino que las normas utilizadas para determinar los niveles de preocupación deben estar científicamente actualizadas y proteger la salud pública.